Mendoza se extiende en un vasto territorio de 148.827 km2, situado en el centro-oeste de la República Argentina y al pie de la Cordillera de los Andes, la más alta de América. Junto a las provincias vecinas de San Juan, San Luis y La Rioja, Mendoza conforma la región turística de Cuyo.
A la provincia se puede llegar en avión o por tierra a través de las rutas 40 y 143 que atraviesan Mendoza de norte a sur, y de la ruta 7, el corredor bioceánico, que recorre el país de este a oeste y conecta Buenos Aires con Santiago de Chile.
El clima es agradable, templado y con escasas lluvias. El sol benefactor tiene un pacto con esta tierra, y convierte al cielo diáfano en un atractivo más para el visitante. Estas condiciones climáticas, y la existencia de ríos de deshielo cordillerano, han posibilitado que los sueños y el trabajo esforzado y persistente de hombres y mujeres, transformen un suelo desértico en hermosos oasis urbanos y rurales, en donde es agradable vivir y pasear.
La capital mendocina fue fundada en 1561 en el valle de Huentota, cerca de antiguos y naturales canales de riego. Esta ciudad vieja, o Ciudad de Barro por sus construcciones de adobe, quedó en ruinas después del devastador terremoto de 1861, levantándose más tarde la nueva ciudad al oeste de aquella, junto al pedemonte, quedando como eje divisor de ambas la actual avenida San Martín.
Las metrópolis mendocinas han crecido a la sombra de singulares arboledas que las convierten en ciudades-bosques. Los añosos ejemplares regalan cotidianamente su sombra y sus colores, a cambio del agua preciada que les acerca la red de acequias centenarias. La memoria de huarpes, criollos e inmigrantes queda reflejada en esta tradición cultural, única en el país.
Hoy Mendoza cuenta con todos los servicios de las grandes ciudades del mundo, una amplia propuesta comercial y recreativa, y una oferta de alojamiento de una a cinco estrellas, apart-hotels, hostels, cabañas y campings cubriendo todo el territorio provincial.
Casinos, discotecas, teatros, museos, wine-bars, pubs, una rica actividad cultural y artística, variadísimas opciones de gastronomía internacional y especialidades regionales, conforman una amplia propuesta para la diversión y el esparcimiento.
Además, tanto las ciudades como algunos centros de alta montaña, poseen equipamiento específico y complementario para la celebración de congresos y ferias, donde es factible combinar el trabajo con el placer.
Mendoza es el centro vitivinícola de Sudamérica, y como tal produce y exporta vino a numerosos países, fundamentalmente su variedad distintiva, el Malbec. También es gran productora de cabernet-sauvignon, sauvignon blanc, sirah, tempranillo, merlot, chardonnais, semillón, chenin y bonarda. A través de las excursiones “los caminos del vino” se puede gozar de este maridaje entre el turismo y aquellos vinos que el trabajo incansable le arranca a la tierra en los oasis mendocinos. Mendoza define el “buen vivir” con vinos degustados en ambientes distendidos y amigables, a la vista de los viñedos.
En la campiña mendocina se mezclan los aromas de las uvas, las cerezas, los duraznos y una amplia gama de hortalizas y frutos silvestres. Los sentidos se embriagan, y al ritmo palpitante de la cata de vinos y aceites de oliva, la calidez de esta tierra visita el corazón del turista, para quedarse.
Desde la imponencia tutelar de los 6.962 m.s.n.m del Cerro Aconcagua, la cumbre de América, Mendoza anuncia la majestuosidad de su generosa geografía. Montañas de nieves eternas, valles de ríos tumultuosos, planicies y desiertos de silenciosa magia, oasis pródigos… Paisajes de asombro, y actividades para todos. Deportes de invierno en centros de esquí de nivel internacional, deportes náuticos en excepcionales espejos de agua, turismo aventura, pesca deportiva… Así se completa la promesa de esta tierra: Mendoza se disfruta todo el año.