martes, 2 de marzo de 2010

Cuaresma: conversión y fe


La Iglesia se une, como cada año, al Misterio de Cristo en el desierto al inicio de su vida pública (CATIC 540). Como Pueblo de Dios releemos y revivimos todos estos acontecimientos de la historia de la salvación en el “hoy de la liturgia. Esto exige que los fieles nos abramos a la inteligencia “espiritual de la economía de la salvación, tal como la Liturgia nos la manifiesta y nos la hace vivir (CATIC 1095).
Los tiempos y los días de penitencia a lo largo del año litúrgico son momentos fuertes de la práctica penitencial de la Iglesia. Son tiempos particularmente apropiados para ejercicios espirituales, las liturgias penitenciales, las peregrinaciones como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno, y, sobre todo, las obras caritativas y misioneras (CATIC 1438).
El proceso de conversión y penitencia fue descrito en forma maravillosa por Jesús en la parábola “del hijo pródigo” (Lc. 15, 11-24); sólo el corazón de Cristo, que conoce las profundidades del amor del Padre, pudo revelarnos su misericordia de una manera tan simple y bella (CATIC 1439).

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