NOTA DE "EL SALESIANO COOPERADOR" DE ABRIL
El Orden Sagrado es uno de los dos sacramentos que consagran a la persona para un deber particular dentro de la Iglesia (el otro es el Matrimonio). El cristiano es ordenado entonces para el ministerio pastoral. Este sacramento tiene la particularidad (a diferencia del Matrimonio) de consagrar a quien lo recibe al celibato. Sin embargo, en la vida de la Iglesia no siempre fue así. De hecho, el celibato no fue una obligación para los apóstoles, ni para sus colaboradores o los ministros ordenados de la Iglesia de los primeros años. Y aún en la actualidad hay sacerdotes de la Iglesia católica oriental que se casan regularmente, son ordenados y ejercen con normalidad su ministerio.
Ahora bien, estos casos serían impensables si el celibato constituyera la sustancia del sacramento, y la ordenación de quien no es célibe debería considerarse del todo inválida. Por lo tanto, estamos no ante el sacramento en sí, sino ante una ley precisa, muy antigua, de la Iglesia católica occidental (que de hecho constituye la gran mayoría de las diócesis católicas) por la cual un hombre no puede ser ordenado sacerdote si no se compromete a vivir como célibe, y si se casa cuando es sacerdote no se le permite más ejercer su ministerio. Por ello, no se trata de una obligación basada en el sacramento, ni tampoco en un precepto de Jesús o de los apóstoles que forme parte del patrimonio de la fe cristiana.
Debido a esa estructura de la regla del celibato de los sacerdotes, puesto que se trata de una ley que promulgaron papas y concilios, es decir, la autoridad eclesiástica, la misma autoridad podría modificarla el día de mañana y, en ocasiones (esa misma autoridad) puede dispensar a algunos de observarla. Este fue el caso de algunos sacerdotes ordenados y casados por la iglesia anglicana que pidieron pasar a la Iglesia católica. Aquí, como la Iglesia (o el Papa) no tiene autoridad para disolver el matrimonio (la indisolubilidad del matrimonio religioso sí está fundada en un precepto explícito del Señor), los sacerdotes fueron autorizados a ejercer su ministerio conservando sus familias.
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